jueves, 30 de julio de 2015

Grecia avisa a Euskal Herria, Catalunya y el estado español

 


¿Quién controla el estado español?. A simple vista puede que mucha gente diga que el gobierno del PP. O los gobiernos del PSOE en el pasado. .¿Es acaso el estado español un ente libre y moldeable que según quien ostente el poder institucional tendrá unas características u otras? ¿Es así?
Ciertamente no es así. Los gobiernos del estado español gestionan dentro de unos márgenes establecidos el estado pero el estado es otra cosa. El estado español es su oligarquía que es la que verdaderamente domina la situación política y la que la sitúa como un escalafón dentro del imperialismo europeo y occidental.

Básicamente siguen siendo los mismos poderes franquistas con el impulso de EEUU que decidieron que había que homologar el estado español hacia una democracia burguesa integrada en Europa y situada en la OTAN para sacar más pasta. El dominio del capital por tanto es el que rige el destino del estado español. Cuestión de números. Y para que esos números cuadren se echa mano de cualquier cosa; partidos, sindicatos, medios de comunicación… el capital no es partidista. No le importa llamarse franquista o demócrata. Le puede servir el PP, le puede servir el PSOE o quizás otros.
Para desatar un nudo hay que saber cómo está hecho. Y el régimen actual del estado español está forjado principalmente mediante la unidad de acción de las burguesías españolistas más poderosas, o sea, de las de Catalunya, Euskal Herria y Madrid subordinadas a esa oligarquía. De hecho, España en el pasado surgió simplemente para unificar un mercado en la península ibérica pasando el rodillo imperial sobre pueblos y culturas diferenciadas para posteriormente expandirse. Esta es la razón de que la autodeterminación sea el mayor tabú del estado español porque atenta contra los pilares anti-democráticos más profundos del estado. Sobre en lo que está construido.
El estado español apenas tiene margen para democratizarse porque el estado español es un proyecto anti-democrático desde la base. No habrá ninguna manera sin una ruptura con esa oligarquía y esa negación de naciones de ningún tipo de cambio que no sea cosmético. Y actualmente en el estado español no existe ninguna fuerza de relevancia que quiera romper con la oligarquía ni que apueste firmemente por impulsar el derecho de autodeterminación. En Podemos pese a la existencia de sectores rupturistas minoritarios, la dirección emprendida es “para que las cosas mejoren” pero sin ruptura. Lo cual nos lleva al callejón sin salida de Tsiripas. Lo más probable es que no mejoren y deberíamos estar preparados para esa posibilidad.
En el fondo es una guerra de legitimidad, y pocas son las fuerzas que no legitiman al estado español. Lo legitiman y por eso confían en un cambio sin tocar al estado. La perspectiva más probable es que el estado español tenga un proceso de re-legimitización, también en Euskal Herria y también quizás en Catalunya de extenderse demasiado en el tiempo la operación final de ruptura.
La situación en Grecia ha sacado a colación y puesto a la orden del día los límites de ciertas políticas. El de la “nueva política”, pero entendida como la nueva socialdemocracia. Me gustaría equivocarme aquí, pero hay demasiados indicadores amontonándose cada vez más que indican que en el estado español quizás a la oligarquía no le haga falta que la izquierda gestione la crisis en su beneficio pero en el caso de hacerlo difícilmente se puede esperar en la gestión un resultado diferente al de Grecia, en todo caso peor. Lo mismo ocurre en Euskal Herria donde de un tiempo a esta parte se ha avanzado en la legitimización del sistema y en Catalunya continúa la batalla por la ruptura pero no está ni mucho menos decidida.
Por lo que el verdadero ciclo de la ruptura de darse posiblemente tendrá oportunidad de abrirse tras el colapso de la “nueva política” socialdemócrata  mediante una reorganización de fuerzas, o advirtiendo el futuro y adelantándose a los acontecimientos.
El aviso de Grecia debería ser tomado muy en cuenta. Además ahí si existe audacia cabe la posibilidad de ver en escena como se opera esa reorganización de fuerzas. En Catalunya el punto clave de cara a la ruptura al final  va a ser la fuerza de la izquierda independentista, única garantía  de llevar a cabo hasta el final el corte de amarras necesario que ERC y CDC difícilmente van a promover debido a su respeto a la legalidad. En Euskal Herria van a tener que cambiar mucho las cosas para llegar al punto de reconectar con la senda rupturista porque hemos andado bastante en dirección opuesta aunque ese ciclo ya se está agotando. La “nueva política” revolucionaria y rupturista está por llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario