miércoles, 6 de mayo de 2015

El programa de Podemos sí es radical


Alejandro_Inurrieta

Alejandro Inurrieta *

En un país en el que los programas electorales están para no cumplirse, como han demostrado de largo PP y PSOE en los últimos 30 años, todo el foco mediático se ha centrado en el nuevo programa de Podemos [ver en PDF], con unas exigencias que no se hacen con el resto de formaciones políticas.


Desde la irrupción con gran virulencia de la nueva formación en las pasadas elecciones europeas, las distintas oleadas demoscópicas otorgaban al partido de Pablo Iglesias una expectativa de voto que se iba elevando por minutos y eran la fuerza emergente más importante del Sur de Europa. La amenaza sobre los dos grandes partidos, enfangados en corrupción, y sobre todo en la pérdida de conexión con una gran parte de la población más afectada por la crisis económica, era lo suficientemente creíble, que saltaron todas las alarmas entre las élites financieras, económicas y administrativas.
Estas élites, en connivencia con la peor cara de algunos grandes medios de comunicación, comenzaron una autentica caza de brujas contra los principales actores de Podemos, intentando que la ciudadanía viese que las nuevas formas de hacer política eran simétricas a la vieja política carcomida por la incompetencia y falta de recursos intelectuales para cambiar de verdad el escenario político y económico. Esta guerra, que como bien ha dicho Monedero, sí ha hecho bien su trabajo. Se ha sacado de la chistera una forma suave y limpia de derecha votable por una parte del electorado que antes pensaba votar a Podemos, y que ahora por indicación y estricto chantaje emocional y económico, ya tienen un pesebre donde poder beber sin tener que acercarse las hordas supuestamente bolivariana.
Esta caza de brujas no solo se ha centrado en rastrear, y mentir en algunos casos, la vida privada y profesional de la cúpula de Podemos, sin hacerlo con el resto de fuerzas políticas, sino que se ha elevado el listón a la hora de presentar el programa económico. Las exigencias para dicha formación se han plasmado, y así versan los titulares tras la presentación del programa autonómico, en la obligación de ser tremendamente conciso y claro y que además, todas las medidas tengan respaldo económico, lo cual es un milagro con el nivel de transparencia en los gobiernos autonómicos.
Después de ser casi el primer partido que presenta el programa autonómico, todos los focos se han centrado en las supuestas lagunas presupuestarias y también en el supuesto abandono de la radicalidad, tan aplaudida por algunos medios para ridiculizar algunas de las medidas, pero que no es verdad si uno compara las principales medidas propuestas con las escasas que han destilado los viejos partidos, lo cual mantiene el atractivo del proyecto, aunque por el camino se hayan quedado personas y algunas ideas un tanto ingenuas, o simplemente inviables en un contexto como el actual.
Lo que sí han hecho mal los principales líderes ha sido abandonar a su suerte a algunos colectivos que según ellos podían difuminar una de las fijaciones que tienen los dirigentes: las clases medias. Es cierto que dichas clase medias son esenciales para poder ganar el gobierno, pero sin pensar que los grandes colectivos que esperan un verdadero cambio político no siempre se encuadran en esa centralidad de la distribución de la renta. Pero la obsesión por centrar el mensaje ha diluido una gran parte de la ilusión con la que se recibió a la formación de Pablo Iglesias y eso se ha notado en las encuestas, en las que hay un nuevo convidado a la cena, Ciudadanos, que trata de trufar de socialdemocracia lo que es claramente una variante de la ideología neoclásica, lo que cuadra muy bien con las personas elegidas como cerebros económicos: Garicano y Manuel Conthe.
Con todo, y a pesar de las diatribas, mentiras y algunas cintas de video, el programa presentado incorpora elementos novedosos y rompedores, en especial en todo el aparato de rescate ciudadano, una mejora fiscal todavía por pulir, y un sugerente cambio en el modelo productivo que incita a pensar que no quieren mantener el satus quo en el reparto del crecimiento y en la apropiación de rentas por parte de las elites económicas de Madrid.
Es particularmente sugerente, y viable, todo el paquete de rescate en materia de vivienda, con un apartado de lucha decidida contra los desahucios, instauración del derecho a la tenencia de vivienda en alquiler y la puesta en marcha de un gran parque de vivienda en alquiler, con cambios profundos en legislación sobre alquiler, control de precios para evitar burbujas. Esto se acompañará de un programa de rehabilitación integral de viviendas vacías y una lucha decidida contra la especulación inmobiliaria y la opacidad estadística tan característica de las administraciones del PP y PSOE.
La creación de un banco de inversión, el Banco del Agua, es otra novedad sugerente que servirá de palanca para financiar fondos que serán dirigidos hacia la investigación y desarrollo y la reindustrialización, algo que ningún partido se ha planteado seriamente en este país. Esta banca pública será un eje vertebrador, junto a los cambios en la fiscalidad y la reorganización administrativa, lo que aportará los fondos suficientes, algo más de 1200 millones € en el primer año, para acometer el primer gran cambio radical: poner la economía al servicio de la ciudadanía. El acceso a los principales servicios púbicos, la apuesta por la formación e investigación, con financiación conocida, y sin mayor endeudamiento, le dan un carácter serio de viabilidad.
La apuesta por las quitas de deuda privada, también son sugerentes, puesto que es el único partido que apuesta por esta solución a lo Richard Koo, lo que sin duda aliviará la carga financiera de los hogares y les permitirá consumir y ahorrar algo más, lo que sin duda hará más profunda la recuperación incipiente.
La sostenibilidad fiscal también es una apuesta razonable, eliminando bonificaciones ideológicas, como la de educación privada en Madrid, la armonización de sociedades y el rescate del impuesto de patrimonio, que hacen de la propuesta una apuesta por la progresividad y la suficiencia recaudatoria. Esto es, sin duda, lo que hace de la propuesta fiscal, teniendo en cuenta que es autonómica, un principio de cambio fiscal que suena bien. La propuesta de gravamen a las rentas superiores a 50.000€, siempre en tramo autonómico, es una señal de que las rentas del trabajo a partir de cierto umbral se eluden o por lo menos no son gravadas en toda su extensión. Lucha contra el fraude, sin mucha información y otros instrumentos menores, hacen del proyecto un buen punto de arranque, que merece ser profundizado, pulido y completado, en cuanto los tactistas dejen paso a los ideólogos del cambio necesario.
Las mejoras de renta de inserción acercan mejor el problema de las necesidades crecientes de personas en riego de exclusión, cada vez más numerosas que la renta universal para todos, algo que nunca debió ser excito, ni publicado en un claro ejemplo de uno de los principales defectos de la formación: bisoñez e inexperiencia en un entorno muy hostil. Los fallos de comunicación también resultan muy llamativos, lo que da idea de la falta de sedimento y preparación de algunos de los que figuran en la cabecera.
En suma, el programa presentado, con todas las lagunas que presenta, sí es un programa radical en lo social, en los grandes remedios para la exclusión social y en la apuesta por nuevas figuras de financiación pública y nuevo modelo productivo. Ahora queda venderlo bien, y mejorar algunas de las medidas que quedan más embrionarias, pero la música suena bien para dar un giro político a las CCAA, especialmente en aquellas donde más corrupción ha habido y más urgencia de cambio económico se necesita.

Podemos y la táctica de los generales rusos

MANOLO MONEREO | Publicado:
Gramsci_Podemos
‘Omaggio a Gramsci’ (2011), de Gabriele Cancedda. / lavoroculturale.org


No hay política sin conspiración.
La política no se explica solo por la
conspiración
(Lenin en versión libre)
El país estaba cambiando mucho y rápidamente. La clase política a lo suyo, mantenerse y reproducirse. Algunos lo vieron, otros lo intentaron convertir en política sin demasiado éxito. Un grupo de jóvenes audaces y con mucho valor, con experiencia política de alto nivel, llegaron a la conclusión de que era el momento para lanzarse a la arena política y jugársela. En política no basta conocer, no basta formular, hay que decidirse. Ellos decidieron y así surgió Podemos.
Se ha dicho muchas veces: fue un terremoto que desencadenó un tsunami. El campo de la política cambió y de una u otra forma, todas las fuerzas políticas se vieron afectadas y tuvieron que cambiar sus respectivas agendas. Parafraseando una vieja metáfora militar a la que tanto nos acostumbró Antonio Gramsci (recientemente la ha usado Pablo Iglesias), la dirección de Podemos se lanzó a una guerra de maniobra que rápidamente se convirtió en una guerra relámpago. Hubo quien vio ya a Moscú en el horizonte. Pasada la sorpresa, el poder, los poderes, reaccionaron al modo de los generales rusos, dejar que Podemos avanzase resistiendo ordenadamente para oponerles finalmente un fuerte muro defensivo y pasar resueltamente al contraataque. La contraofensiva hace tiempo que comenzó, ahora estamos viendo sus consecuencias.
El ‘tratamiento’ político dado a Podemos explica muy bien qué tipo de poder existe en nuestras sociedades y el modo en que este se organiza y actúa. Rápidamente, pasada la sorpresa inicial, las cloacas del Estado empezaron a funcionar a tope. Se habla mucho de la influencia latinoamericana en Podemos. La paradoja es que la ofensiva contra el partido de Pablo Iglesias se hizo al modo latinoamericano: la ferocidad, la doblez sin límites y la mentira conscientemente creada por los medios, es decir, las mismas tácticas que se usaron contra Chávez, contra Evo, contra Correa, contra Humala, contra Lula. La ‘trama’ funcionaba en su plenitud: servicios secretos, fundaciones, periodistas “bien informados” y todo un aparato de comunicación que, poco a poco, fue ahogando a los actores más independientes. Como ejemplo, analicemos medio a medio, periódico a periódico, cadena de televisión a cadena de televisión, para ver las “manos visibles” de poder financiero y político al asalto de unos medios en la ruina y adictos a ‘ayudas’ de todo tipo.
Cuando se habla de crisis del régimen se suele asociar a una especie de parálisis, de hundimiento, de pasividad. No es así. Crisis significa lucha, conflicto. En el centro, el poder. Unos para mantenerlo aunque sea reformándose, otros para derribarlo o transformarlo. Es una lucha entre sujetos sociales y políticos, entre percepciones construidas socialmente y movilizaciones en la calle. Los horizontes de sentido de las personas se modifican rápidamente y se abren ventanas de oportunidad. Esto es lo que significa la crisis, pero hay, esto nunca se debe olvidar, una enorme desigualdad de poder y este es, sobre todo, el poder del Estado, es decir, condensación de la fuerza y unidad de decisión.
La estrategia anti-Podemos no ha sido solo el insulto, la fabricación mediática de casos o la mentira soez. Han habido otras tácticas más sutiles, más de fondo, realizadas, principalmente, del lado del área del PSOE. Me refiero a eso que podríamos llamar la respetabilidad como fundamento del hacer política aquí y ahora. Fue una de las herencias más negativas de la Transición, lo que se llamó la cultura del consenso. Se pretendió, y se consiguió durante años, excluir el conflicto del discurso oficializado; cualquier divergencia de fondo era rechazada y situada en los márgenes oscuros de lo antisistémico. La IU de Julio Anguita fue el ejemplo más evidente de lo que se acaba de decir.
La respetabilidad tenía que ver con este consenso básico. Los poderes, los medios de comunicación centralmente, forzaban a las fuerzas políticas, a los dirigentes, hacia una respetabilidad basada en la aceptación de los consensos fundamentales, en sus formas y en sus fondos. Castigaron y siguen castigando durísimamente a quienes no lo hacen, y premian generosamente a los que se someten. Esto ha pasado con Podemos. Los medios han usado el palo y la zanahoria, es decir, el ataque brutal combinado con una salida hacia la respetabilidad. El resultado ha sido mellar el discurso de Podemos, desdibujarlo, a la vez que demolían sin piedad a su equipo dirigente. Es una guerra de verdad.
La creación de Ciudadanos como fuerza estatal ha sido parte de una estrategia global a largo plazo. El asunto no es fácil; fortalecer a Ciudadanos tiene como consecuencia inmediata un debilitamiento del PP y la liquidación de UPyD. Esto señala un conflicto de los poderes económicos y mediáticos con el gobierno de Rajoy. Que el PP acepte tener que compartir el poder con un partido como Ciudadanos no será fácil. Lo que consiguen los que mandan de verdad es enorme: frenan por la derecha a Podemos, neutralizan a un PP en decadencia, dan nuevos aires al PSOE y ponen en el centro de su operativo a Ciudadanos, una fuerza política capaz de impulsar una nueva revolución neoliberal en España. Todo ello en nombre de la lucha contra la corrupción, contra la vieja política y en favor de la Unión Europea, del euro y de la agrietada modernidad.
Podemos, como fuerza política, se encuentra ante una disyuntiva nada fácil. Corre el peligro de ser fagocitada por las fuerzas que ella misma desencadenó. Está siendo sometida a una durísima guerra de posiciones, enfangada en las casamatas, duramente acosada, combate para el que no estaba preparada (¿Quién lo está?), se ve obligada a construirse como organización en el cerco, en la lucha, en el conflicto. Mucho me temo que los que mandan han llegado a la conclusión de que ya es el momento de aplastar el potencial de rebeldía, ilusiones y esperanzas que Podemos desencadenó. Creo que se equivocan y que Podemos ha venido para quedarse. Simplemente, la vida les obliga a repensarse de nuevo, a adaptarse a una coyuntura política que se ha movido radicalmente, que se ha modificado, en gran parte, por la propia existencia de Podemos.
Como el viejo comunista sardo sabía muy bien, una estrategia de posiciones y de cerco mutuo exige mucha energía, hegemonía concentrada, un gran tesón y aguante, mucho aguante. Primero, se necesita una dirección cohesionada que sepa a dónde ir y cómo ir; con un liderazgo claro que dé seguridad y que señale el camino. Segundo, discurso preciso, diferenciado, que convierta lo que la gente ya sabe en política, en programa, en el centro, un nuevo proyecto de país. Tercero, una campaña que haga organización, que genere alegría, entusiasmo, esperanza, sueños posibles… Cuarto, convencer emocionando, razón y pasión; pasión razonada pues.
Para los que defendemos una estrategia de unidad popular, una salida democrático plebeya a la crisis de éste régimen, Podemos sigue siendo un elemento fundamental. Como ha venido insistiendo Julio Anguita, Podemos ha abierto una grieta que, entre todos, debemos convertirla en una brecha que rompa los muros del poder. Lo básico es que Podemos crezca y se desarrolle, que crezca y se desarrolle IU, así como las demás izquierdas. Todos juntos somos aún insuficientes para constituirnos en poder constituyente y desde ahí alumbrar un nuevo régimen basado en la igualdad, la libertad y la justicia. Necesitamos todas nuestras fuerzas, toda nuestra capacidad de unidad para vencer. La disyuntiva sigue siendo la de la fase histórica, restauración o ruptura. Debemos y podemos. La unidad no tiene alternativa.

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