martes, 2 de diciembre de 2014

Andalucía, soberanía para poder cambiarlo todo

 
Solo puede haber una Unidad Popular si consideramos que Andalucía es una nación oprimida y dependiente, y luchamos por la soberanía nacional

4 de Diciembre, Día Nacional de Andalucía

 El 4 de Diciembre de 1977, millones de personas salieron a las calles de todo Andalucía a exigir autogobierno, es decir, poder político con el que poder solucionar los problemas históricos de dependencia, miseria y marginación en los que Andalucía se había desarrollado como nación. Veníamos de aquella noche oscura del franquismo en la que Andalucía había profundizado en su papel de país de exportación de productos agrícolas, de mano de obra barata y de una imagen distorsionada y manipulada de su cultura y señas de identidad.
Pero aquel día, aquel 4 de Diciembre de 1977, Andalucía despertó, como ya lo hizo también un 4 de Diciembre de 1868, y el pueblo salió a la calle a reclamar pan, trabajo, democracia y poder para ser protagonistas de su futuro de una vez por todas; también despertaron aquellos andaluces que emigraron buscando el trabajo y la dignidad que en Andalucía se les negaba y desde la lejanía también quisieron poner su granito de arena en aquella explosión colectiva de la conciencia nacional andaluza.
Aquel despertar popular andaluz se ahogó en sangre: en la manifestación de Málaga, la policía española asesinaba al joven trabajador Manuel José García Caparrós. La ilusión se transformó en rabia. 37 años después de todo aquello, el asesinato de García Caparrós sigue sin haberse aclarado y sus asesinos no han conocido el castigo.
Hoy, en el 2014, podemos constatar que todas aquellas esperanzas e ilusiones de un futuro mejor para Andalucía, para el pueblo trabajador, se vieron no solo frutadas sino traicionadas. En 1978 se aprobó una Constitución española en la que todo cambió para que todo siguiera igual, que negaba el derecho de los pueblos a la soberanía nacional, con un Jefe del Estado nombrado por el propio General Franco y con una oligarquía española que seguía manteniendo el poder como antes; y aunque el 28 de Febrero de 1980, el pueblo andaluz dio de nuevo una lección de lucha y dignidad, el gran capital español junto a la inestimable colaboración de los partidos que se hacían llamar de “izquierdas”, PSOE y PCE, y “andalucistas”, PSA, hoy PA, consiguieron reconducir las ansias de justicia, democracia y libertad del pueblo andaluz. Conseguimos una “autonomía” que distaba de ser el poder político que queríamos y necesitábamos, y unas instituciones que solo han servido para crear una burocracia corrupta, inútil e insensible a los padecimientos del conjunto del pueblo trabajador andaluz.
Las actuales instituciones andaluzas no sirven para nada, da igual quien gobierne. El actual gobierno andaluz del PSOE e Izquierda Unida no ha sabido ni ha podido, ni tampoco ha querido, hacer de estas instituciones un baluarte de justicia, democracia y dignidad para la clase obrera y el conjunto del pueblo trabajador andaluz en estos momentos de crisis sistémica capitalista; la razón es bien sencilla: estas instituciones jamás, desde su creación, han estado al servicio del pueblo andaluz.
No se trata solamente de que Andalucía, independientemente de la coyuntura económica, acumule altas tasas de paro, sino de algo que va mucho más allá, se trata de que después de tantos años y de tantas luchas, hoy, una persona por el solo hecho de vivir en Andalucía cuadriplica el riesgo de sufrir exclusión social en comparación con otra persona del estado español. Un 25% de la población andaluza vive excluida de cualquiera de los derechos básicos. La clase obrera y el conjunto del pueblo trabajador andaluz no luchó para esto, para este despropósito, García Caparrós no murió por una Andalucía de paro, miseria, marginación y políticos corruptos que se dicen de izquierdas y progresistas.
Pero lo peor que podemos hacer es resignarnos y creer que esto va a ser siempre así y no se puede cambiar, no podemos creer que Andalucía está condenada por una maldición, tampoco podemos seguir creyendo más en aquellos que han demostrado su incapacidad y su inutilidad, por muy de izquierdas que digan que sean. Podemos cambiar la situación, podemos cambiarlo todo, pero para ello hay que organizarse y luchar por obtener poder político, como ya hicimos el 4 de Diciembre de 1977. Somos una nación oprimida y marginada, y de esta situación solo podemos salir rompiendo con las cadenas que nos atan y nos impiden ser libres. Hay que romper con el régimen español heredero del franquismo, con su oligarquía y con sus políticos corruptos.
También hay que romper con una Unión Europea que somete a Andalucía a los intereses de los grandes capitales imperialistas que nos impone qué y cómo debemos producir, cultivar y consumir, que no entiende ni de derechos ni de democracia, y con una OTAN que nos impone su militarismo y sus bases militares en nuestro territorio nacional.
La organización de la lucha por un poder soberano andaluz, una República Democrática Andaluza, es una necesidad vital. Si queremos sanidad, educación, pan, trabajo, reforma agraria, justicia, y libertad, si queremos recuperar nuestras señas de identidad y no ser continuamente objeto de burla por parte del Estado español no puede haber otro camino que la lucha por la soberanía nacional como herramienta para transformar la realidad y caminar hacia una sociedad que supere el capitalismo, una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales. Una Andalucía libre, sin bases militares extranjeras, libre de racismo y xenofobia, una Andalucía que sea un bastión solidario en la lucha de la clase obrera y de los pueblos oprimidos del Mundo por su emancipación.
Muchos hablan en estos tiempos de la Unidad Popular y estamos de acuerdo, pero para ANDALUCÍA COMUNISTA solo puede haber una verdadera Unidad Popular si consideramos que Andalucía es una nación oprimida y dependiente, y consecuentemente luchamos por la soberanía nacional, y si se organiza la lucha por romper de una vez por todas con el actual régimen heredero de Franco y su oligarquía explotadora. La verdadera Unidad Popular ha de salir de la organización de la lucha en los centros de trabajo y estudios, en los pueblos, en los barrios, en las calles de nuestra Andalucía, siempre al lado de nuestra gente trabajadora elevando su conciencia, día a ía.
 ANDALUCÍA LIBRE, ¡PODER POPULAR!

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