martes, 12 de agosto de 2014

Nuevo "éxito" del capitalismo neoliberal

En Almería  hay  gente que hace cola para poder ducharse... en plena calle. Les cortaron el agua y la luz. En Cuba habrá colas, pero de no de esas.

El final de la década de los 70' marcó un antes y después en la forma en la que la ciudad de Almería está estructurada, tanto en lo urbanístico como en lo social. Las lluvias torrenciales fueron excusa para iniciar un proceso de segregación residencial que llevó a cientos de vecinos de La Chanca o el Casco Histórico a barrios como el de Los Almendros (también al El Puche), la mayoría de estos de etnia gitana. En principio, su estancia en estas zonas iba a ser temporal, se les construyeron casas sin demasiados artificios, con lo básico, y se les dijo que su cambio de residencia no se alargaría. Cincuenta años después, las viviendas, de desacertada construcción, se han degradado, y sus gentes siguen esperando que alguien se preocupe verdaderamente por ellos. Y lo cierto es que este es un barrio ignorado por los que mandan. 

Es mediodía, y en este barrio, encaramado a la ladera de entrada a la capital con vistas al cementerio, Juana acaba de salir a su puerta, en la calle Bueno Amigo. No ha fregado los platos, tampoco el suelo, esta mañana, incluso ni se ha aseado. No ha podido, en su casa no hay agua. Así que aprovecha el único lugar cercano a su vivienda en el que puede encontrar un hilo, se trata de una boca de riego para la que hay que hacer cola, hasta allí van todos los vecinos. Las mujeres se acercan a por agua para lavar sus platos, pero también la ropa, han improvisado un lavadero en la misma calle hasta donde llevan el agua con garrafas que llenan en la boca. La manguera es utilizada por los mayores, que hacen uso de ella para transportar agua a sus casas, y también por los jóvenes. Estos, más valientes, se atreven incluso a meterse debajo de la goma. "Me he traído hasta el jabón", dice Cotó, un muchacho del barrio. "Estoy prácticamente inútil y no me puedo ni echar, en mi propia casa, un puñado de agua por la cara. No lo veo razonable, no sé por qué nos han dejado así". No es la única persona en tales circunstancias, unas 300 familias, prácticamente todo el barrio de Los Almendros, se encuentran en la actualidad sin agua, y otras tantas, todos los de la calle Bueno Amigo, sin luz. Critican al Ayuntamiento por haberle cortado ambos servicios "sin haber dado explicación ninguna". "Tenemos a urgencias llenas de niños. Hay criaturas que por no tener agua se están poniendo enfermos y ya van muchos días así", explica María. 

Los Almendros es un barrio con dificultades económicas, tiene una tasa de paro superior al 70% y eso hace que muchas familias, por no decir la mayoría, no puedan hacer frente al pago de los servicios, incluso esos que son necesarios para subsistir como el agua y claves para las actividades fundamentales, como la luz. 

Ramón Santiago es uno de los vecinos perjudicados por el corte de los dos servicios. Afirma que en una reunión a tres bandas entre Junta y Ayuntamiento se acordó que pagaran la luz. "Algo que ya hemos hecho varias vecinos", explica. Tras formalizar el contrato, a tenor de lo que explica, ahora esperan a que no tarden demasiado en devolvérsela. Ramón quiere mostrar su hogar. Pretende que todo el mundo vea que tira de la cisterna y no sucede nada y cambia de habitación para ir a la cocina, allí tiene unos platos a al espera de un hilo de agua, pero abre el grifo y todo igual, ni gota. "Queremos que el Ayuntamiento nos dé una explicación de por qué nos ha cortado el agua, solo eso, hemos pedido cita hace tiempo, pero aún no sabemos nada". Los enganches han sido durante mucho tiempo la forma de conexión a la electricidad en el barrio. 

Durante estos meses, los más pequeños del barrio están acudiendo a la escuela de verano que se realiza en el colegio, allí realizan actividades pero también reciben comida diaria debido al decreto de medidas extraordinarias y urgentes para la lucha contra la exclusión social. El edificio tampoco tiene agua, pero una cuba llega cada día para cargar sus depósitos. Algo es algo. 

Pero las dificultades del barrio abarcan más de dos asuntos. La principal es la higiene. Aquí, se unen aspectos que miran en muchas direcciones. Los vecinos dicen que los servicios de limpieza pasan un par de veces a la semana, pero otros vecinos explican que hay que ser más cívicos en ese aspecto. El caso es que, unos por otros, las mujeres explican que en las últimas fechas ven correr a las cucarachas por las calles y piden una fumigación urgente para que se dejen de producir ciertas imágenes, como las de pequeños con las piernas, los brazos o el cuello llenos de picaduras y heridas producidas, seguramente, por algún insecto, y estos, ahora en verano, hacen más de las suyas. 

Más de un 60% de los vecinos son ocupados eventuales, es una media muy superior a la de Almería capital (33,62%) y ligeramente superior a la de la comunidad autónoma (40,82%). Un 24,82% de las viviendas del barrio no tienen ascensor y la superficie media por habitante de estas es inferior a las medidas del municipio y la comunidad autónoma, según los datos proporcionados por el Ministerio de Fomento. Este informe apunta a que el espacio público se encuentra sumamente degradado, llena de basura y de vehículos privados apartados. Explica, además, que es un barrio tradicionalmente de clase trabajadora pero de nivel socioeconómico bajo.

elalmeria.es

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