lunes, 23 de junio de 2014

El régimen del fútbol español y la eliminación en Brasil


Para el autor, la agenda y las presiones comerciales de la Federación han marcado el fracaso de la selección en el Mundial.
Con la triste vuelta a casa de la Roja aparece una ciudadanía desilusionada que critica a los jugadores y, especialmente, a Del Bosque, quien convocó a futbolistas con los que había ganado casi todo, y tal vez por eso estaban “sin hambre”, como dijo Xabi Alonso. Incluso algunos salían de lesiones, o eran demasiado mayores, o con irregular temporada, o con demasiados partidos, o incluso con pocos al no ser titulares en sus equipos.
Antes de ir a Brasil hubo controversia y se debatía en los foros si deberían ir hasta 11 jugadores que finalmente no fueron, la mayoría campeones en las dos últimas ediciones de la Eurocopa sub-21. Pero ese debate se disipó en mayo, cuando el seleccionador presentó la lista definitiva, que no fue muy sorprendente, al menos para las cuatro multinacionales que son las principales socias patrocinadores de la selección. Todas ellas habían difundido videos publicitarios recurriendo a jugadores que finalmente fueron a Brasil, incluso meses antes de la elección oficial de Del Bosque. Iberdrola y Telefónica, por ejemplo, dieron en el clavo con bastante antelación, pues de los 10 jugadores que eligieron para hacer sus spots publicitarios, todos fueron convocados por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y todos, menos Reina, fueron titulares en los dos primeros partidos. Ambas empresas españolas han reconocido operar en paraísos fiscales, eludiendo pagar los impuestos que servirían para el bienestar de los españoles, tal vez para el fútbol base. El discurso nacionalista español de nuestros patrocinadores deportivos es sólo un falso patriotismo que iza solemne la bandera pero rehúye el compromiso fiscal con los ciudadanos y aficionados.
Iberdrola es el principal financiador de la selección. Uno de sus sospechosos patrocinios consiste en invitar a conocidos periodistas para asistir a los grandes eventos. En Brasil trasladó, a gastos pagados y con entrada incluida, a unos 40 tertulianos. Algunos como José Oneto, Pablo Sebastián o Fernando Jauregi ya habían defendido a la eléctrica en el conflicto de las subastas, sin que ninguno escribiese, por ejemplo, que el año pasado la compañía cortó la luz a 578.628 familias españolas (y a 2,4 millones de hogares brasileños). El presidente de Iberdrola es José Ignacio Sánchez Galán, salmantino, al igual que Del Bosque, al que designó hace dos años como consejero consultivo de su compañía global. Es lógico dudar de la capacidad de Del Bosque para dictaminar sobre finanzas en una multinacional, al igual que es lógico dudar de que periodistas, opinólogos como decía Bourdieu, escriban mal de una empresa que los invitó a hacer turismo porque sí. Me pregunto si Iberdrola influye en la lista de los jugadores que escribe el seleccionador, al igual que sabemos que influye en lo que escriben los tertulianos a los que invita generosamente. Un entrenador debe ser quien decida por su conciencia. Recuerdo la combativa resistencia de Luis Aragonés contra la oposición casi oficial por quitar a Raúl de la selección: mantuvo esa idea a contracorriente y así ganó la Eurocopa de 2008, callando a todo el mundo. A este respecto, la gente se pregunta si Casillas “debe ser titular”, pero sólo los entrenadores pueden contestar: para Mourinho y Ancelotti, no. Para Del Bosque, sí.
Gracias a Marx sabemos que los futbolistas son mercancías que se compran y se venden. Excepto en el futbol federativo no existe la posibilidad, propia del esclavismo, de que una empresa venda a un trabajador a otra empresa, y hasta que el mismo cuerpo del atleta se convierta en un fondo de inversión financiera. Por eso, los grandes clubes son empresas privadas coaligadas con los políticos, los bancos, constructoras y multinacionales para comprar o vender a jugadores con cifras millonarias o recalificar terrenos. Sin duda, el ingreso medio de un jugador del Real Madrid o del FC Barcelona es muy alto, casi seis millones de euros al año, pero sigue estando por debajo de los ingresos medios de los directivos de las multinacionales que patrocinan la alta competición, como el presidente de Iberdrola, que ingresa 7,4 millones.
Un 70 % de los españoles quiere que Vicente del Bosque sea sustituido, según recientes encuestas. Al entrenador lo elige la RFEF a través de su presidente, Ángel María Villar, que lo es desde hace 26 años pues ganó seis elecciones seguidas, lo que es un record “democrático”. En la última campaña recorrió 7.000 kilómetros por toda España, pues necesitaba el voto de las federaciones territoriales, muchas de ellos con presidentes, siempre varones, que llevan 30 años en el cargo. También se le conoce por intentar convencer a todos los dirigentes de la Liga BBVA para que firmaran a favor del indulto del presidente del Sevilla CF José María del Nido, recién ingresado en la cárcel por corrupción. Villar tuvo muchos problemas en su larga era de gestión. En 2003 su secretario general le denunció por irregularidades económicas y en otros ejercicios se le abrió expediente en la Agencia Tributaria. También es vicepresidente de la FIFA y vicepresidente tercero de la UEFA. Nadie le ha pedido que dimita como hacen con Del Bosque, porque se entiende que el presidente no es responsable de la eliminación. Los entrenadores son también mercancías que se quitan y se ponen de acuerdo a la rentabilidad de los resultados y que se destituyen amistosamente cuando la selección va mal: pero a los funcionarios del fútbol nadie les mueve. La RFEF actúa como una empresa aunque su figura es de “utilidad pública”, y “sin ánimo de lucro”. El presidente ingresa 150.000 euros al año. En plena crisis económica se subió el sueldo un 18,3%. También ingresa unos 120.000 euros de la FIFA y otros 70.000 de la UEFA, según otras fuentes. En concepto de dietas y viajes alcanzaría unos 100.000 euros más. Suele desplazarse continuamente por todo el mundo. Gana más que la inmensa mayoría de los jugadores de primera división. La RFEF, gracias a los éxitos de La Roja, aumentó sus ingresos hasta 112 millones de euros en 2013, presumiendo de buenos beneficios. Recibe unos 50 millones anuales sólo de patrocinio. Pero una auditoría externa ya señalo en 2010 que mantiene un déficit oculto de varios millones y el Consejo Superior de Deportes le ha instado en varias ocasiones a presentar las cuentas claras. El organismo no es ni transparente ni democrático. Votan siempre los mismos a los mismos desde hace décadas, y entre ellos se votan mutuamente. Aunque a veces son las grandes empresas patrocinadoras las que deciden lo que deben hacer los deportistas: Adidas elige el diseño y color de la camiseta del equipo nacional y el balón con el que se juega y Sony les prohíbe en Brasil llevar cascos de audio de otras marcas, y deben jugar absurdos bolos, y beber determinada cerveza y comer determinado pan de molde, y deben aceptar el duro calendario y las fechas y extraños horarios en que se juegan los partidos.
La liga española es de las más largas del mundo, y en esta temporada muchos futbolistas han jugado hasta 60 encuentros, al participar también en otras competiciones. Holanda y Chile tuvieron cuatro semanas para preparar el partido contra España, que apenas tuvo una semana para concentrase y que además jugó un amistoso en Washington contra El Salvador, sólo para ganar dinero. La RFEF cobra unos dos millones de euros por bolo. Ha llegado a jugar en Guinea Ecuatorial hace meses, en un encuentro no bien visto por los jugadores. Estos también están sometidos a diarias presentaciones comerciales y publicitarias de obligado cumplimiento. Los jugadores hacen lo que les dice el seleccionador, que a su vez hace lo que le dice el presidente de la RFEF, y éste suele hacer lo que le dicen los presidentes de las empresas que le patrocinan. Por ejemplo, si Del Bosque es revocado basta leer qué sustituto propone el diario Marca para saber quién será el próximo entrenador, pues curiosamente el rotativo siempre suele acertar, tal vez por la fuerte presión de su tirada, tal vez porque también es socio colaborador de la RFEF. El concepto de hegemonía política de Gramsci se ajusta bien a las élites deportivas. La casta del fútbol español son los federativos, los banqueros, los constructores, los empresarios y los periodistas del régimen que se acomodan en el palco de honor defendiendo sus beneficios, mientras los jugadores, sin los cuales no habría fútbol, corren trabajando sobre el césped, y si pierden sólo ellos serán los culpables. El fútbol no es propiedad de nadie sino de los futbolistas, aunque la RFEF se apropie de su competición. Aprendamos de la Liga de Fútbol de Estados Unidos, la Major League Soccer (MLS), que es totalmente democrática e igualitaria, donde hay topes salariales y los beneficios de cada club se reparten equitativamente entre todos los demás clubes, mediante una competición organizada por los mismos futbolistas. Aprendamos también del sabio Luis Aragonés que inició un estilo de juego, una etapa de éxito y que supo irse a tiempo.
Ahora sólo queda dar las gracias a la Roja por habernos dado tantas alegrías en los últimos seis años. Ha sido maravilloso. Gracias a los técnicos y a toda la irrepetible plantilla porque nos llenaron de felicidad. Lo bueno de la competición es que sigue y esperemos que siga sin el régimen de burócratas y financieros que la manipulan desde hace 30 años. Y que la Roja olvide su tristeza porque sabemos que pronto retornará a la primera línea del fútbol mundial.


Sociólogo

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