lunes, 9 de junio de 2014

El esperpento español

Luces de bohemía, una de las grandes creaciones de Valle Inclán, es un descenso a los infiernos de la sociedad española de la época, una visita guiada a la esperpéntica España que, aunque fue publicado en 1920, sirve a la perfección para el actual estado español que, a pesar del maquillaje, sigue siendo marcado por una absurda y patética deformación como si la realidad se proyectara en los famosos espejos del callejón del gato de Madrid.


Max Estrella, protagonista de la obra, ciego y bohemio Orfeo madrileño, contempla en su catábasis castiza el infierno en el que vive el pueblo y al que las autoridades y las clases dirigentes deforman, como en un espejo cóncavo, transformándolo en una visión mítica y hace siglos inexistente de España. Los personajes que aparecen en el vagar del idealista Max Estrella, acompañado por el más realista Don Latino, una especie de Sancho Panza contemporáneo, van describiendo lo que podríamos llamar "el mal español", un estado artificial entendido por la clase dominante como eterno y, como se sigue haciendo hoy, en el actual esperpento democrático, imaginado como Una, Grande y Libre.

En un diálogo con Don Latino, Max Estrella hace la siguiente réplica: "El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato [...] Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada [...]Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas [...] Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma de cara y toda la vida miserable de España".

Dos de los personajes que se cruzan en el descenso a los infiernos de Max Estrella son paradojicos y claves para explicar el gran problema en el que sigue viviendo el estado español. Así, llegará Max a ser detenido y encerrado en un calabozo de Gobernación, el edificio que en el franquismo fue la DGS (Dirección General de Seguridad) y hoy es el centro de gobierno de la Comunidad de Madrid (lo que supone todo un ilustrativo ejemplo de esperpentización en una España en la que las torturas y crímenes cometidos en aquel edificio, y ante las cuales se hace como si no hubieran existido nunca, se han transformado en una institución "democrática).

En el calabozo de Gobernación Max conocerá a un obrero, detenido por revolucionario, y que permanece esposado en la celda. El diálogo entre ellos muestra el pensamiento de la clase obrera que era consciente de su explotación y de su condena perpetua a la miseria, y lucha por cambiar la sociedad y sanearla de parásitos:


“El preso.- Usted no es proletario.
Max.- Yo soy el dolor de un mal sueño.
El preso.- Parece usted hombre de luces. Su hablar es como de otros tiempos.
Max.- Yo soy un poeta ciego.
El preso. ¡No es pequeña desgracia!… En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero.
Max.- Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.
El preso.- No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aún cuando se suprima la herencia no podrá evitarse que los despojados conspiren para recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que hundirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la propiedad y del trabajo. …” 

En el extremo, otros, como el ministro de gobernación, eran el reflejo perfecto de la corrupción social y la pobreza moral que dominaba un país donde el tráfico de influencias es el único mérito necesario para llegar a un puesto de poder, pues como dice uno de los sepultureros al comienzo de la escena decimocuarta: “en España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”.  Lastima que esto último sea hoy de tanta actualidad.

La gran diferencia con la época en la que Valle-Inclán crea Luces de Bohemia es que el obrero que propone "la destrucción de la riqueza", "la degollación de todos los ricos", está hoy en peligro extremo de extinción, y, muy al contrario, en el esperpento "democrático" que les somete, aquella conciencia de ser explotado, de alimentar a otros con su trabajo, prácticamente ha desaparecido. Así que, lamentablemente, los trabajadores de hoy han llegado a creerse, en otra ejemplar deformación de la realidad en esos espejos cóncavos en los que los españoles parecen mirarse cada vez más,  ellos también burgueses y a tener como mayor ejemplo de "emancipación" el ser igual de ladrón que el ministro,  el que una panda de niñatos multimillonarios ganen un mundial de futbol o el hipotecarse a un trabajo o a un banco para poder vivir la falsa ilusión de ser como un burgués.

Valle-Inclán ciertamente era simpatizante comunista, e incluso parece que llegó a tener el carnet de afiliación, y esto le valió el odio y la inquina de los "ministros de gobernación" de turno. De hecho, cuando el fascismo español se alzó contra ese intento de dejar de ver la realidad a través de un espejo cóncavo que fue la II República, estando Valle-Inclán ya enfermo en su tierra, Galicia, no dudó en perseguirle para castigar la osadía de que personajes suyos como Max Estrella denunciaran el eterno esperpento español. 

Pero incluso su busca y captura fue, digna de la España denunciada por Valle, esperpéntica, tal y como describe uno de sus biógrafos,  X.L. Méndez Ferrín, que nos da noticia documentada de cómo el 22 de enero de 1938 la Comisaria de Policía de A Coruña expedía orden de prisión para Ramón del Valle-Inclán con intención de encausarlo por su supuesta vinculación al grupo Amigos de la Unión Soviética. El hecho ha sido olvidado intencionadamente por los medios de propaganda culturales del régimen capitalista, y la broma, digna del mejor Valle, es que el autor había pasado a mejor vida bastantes meses antes:

Asociación de la que fue presidente Valle-Inclán
"El 22 de enero de 1938 la Comisaria General de Policia de A Coruña daba cuenta de la pertenencia de don Ramón de Valle-Inclán a la asociación "Amigos de la Unión Soviética", y ordenaba localizar al sujeto y recopilar antecedentes: o sea, detenerlo y encausarlo. Se pasó el enargo a la Guardia Civil y a las comisarias de El Ferrol, Santiago y A Coruña. 

Todo parecía indicar que el Gobierno de Burgos consideraba necesario apresar a Valle Inclán, juzgarlo y condenarlo, o sencillamente ejecutarlo por haber presidido la Asociación de Amigos de la URSS, entre otras labores realizadas de tendencia comunista (...)  El esperpento es el siguiente: dos años antes de la orden de busca y captura, Ramón del Valle Inclán moría en Compostela víctima de un cáncer". 

En todo caso, y para terminar, nunca es tarde para romper simbólicamente aquellos espejos cóncavos del callejón del gato de Madrid, ya inexistentes, y terminar con esa esperpéntica realidad que permite miles de deshaucios por mes mientras otros viven en palacios, que obliga a buscar comida en la basura a los que pierden su trabajo mientras las autoridades les multan por ello, que manda a la Guardia Civil a arrancar bosques de robles por estar estós dedicados a los gudaris o que llena los centros comerciales de trabajadores desempleados mientras pretende coronar a nuevos reyes herederos de dictadores, todo  ello  en nombre, por supuesto, de la democracia. 

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