miércoles, 28 de mayo de 2014

Renovarse o morir

Santiago Armesilla

Doctor por la UCM en Economía Política y Social en el Marco de la Globalización

En España solo hay un ganador: Pablo Iglesias Turrión y su grupo Podemos. Podemos no es la troskista Izquierda Anticapitalista (no solo), ni es solo el asambleario 15M (que bebe en buena medida de él), ni tampoco es solo un grupo de desencantados del socialdemócrata PSOE (sobre todo aquellos que en 2004 le dijeron a Zapatero “no nos falles”).
Es un partido con casi 1 millón trescientos mil votos, que lo colocaría como cuarta fuerza electoral en España por detrás del Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español (en descomposición gracias a Zapatero) e Izquierda Unida, la cual ha aumentado sus votos, ha mantenido un electorado mayoritariamente fiel con un “background” distinto a Podemos, pero puede verse rebasada por éstos en un momento determinado, teniendo ahora que elegir si se va a un Frente Amplio político como en Uruguay o si la cosa queda como en Grecia, con un KKE (comunistas) y una Syriza (más en la línea de Podemos) que pactan alguna vez pero juegan por separado.
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Las claves de su victoria han sido:

1) Una magistral estrategia de comunicación política basada en la economía de medios, el uso del enemigo y del adversario como aliado y propagandista (13tv, Intereconomía, Periodista Digital), un mensaje claro y sencillo (en clave de victoria y no de mera presencia, autodefinido patriota pero partidario de la secesión) expresado en intervenciones en tertulias televisivas (la televisión es el gran medio socializador de los españoles), y una gran campaña en redes sociales. Podemos tiene más seguidores en facebook que PP y PSOE juntos, y en breve también podría tener más que estos dos partidos junto con Izquierda Unida sumada a ellos.

¿Qué es cierto que sin los medios de comunicación cercanos al PSOE Pablo Iglesias no sería lo que es? Sí, pero decir esto solo equivale a seguir menospreciando a una persona con un gran pensamiento estratégico y una inteligencia notable. Si no hubiese sabido fondearse en las tertulias televisivas y presentarse como la “alternativa” a la “derecha” (Marhuenda, Alfonso Rojo, etc.), no hubiera durado ni dos días, como pasó a otros miembros del equipo de La Tuerka, programa de televisión local que desde el 2003 empezó Pablo Iglesias.

Porque el experimento de Podemos no tiene realmente cuatro meses, sino años, incluso décadas, de construcción ideológica y política en departamentos de Universidad, movimientos sociales, partidos políticos minoritarios, y otros ambientes, donde se ha gestado la ideología que ahora Podemos enarbola. Si un día alguien ve a Pablo Iglesias en La Moncloa, que nadie se lleve las manos a la cabeza.

2) Una capacidad de movilización de gente apoyada en una coyuntura ideológica y política, cultural, antropológica e histórica que sopla el viento a su favor. A saber: dos o tres generaciones de españoles educados en las reformas educativas socialdemócratas y “populares” en manos de las Comunidades Autónomas, con una educación en valores políticos que hacen más que viable la aparición de un grupo con un mensaje tan pregnante como Podemos.

En España es inviable un gran partido como el Frente Nacional francés, entre otras cosas, por esto. El democratismo (ideología que pregona que la democracia es el mejor y más evolucionado sistema político que jamás ha existido cuyos déficits se solucionan con “más democracia”), el populismo (el pueblo es el sujeto revolucionario, en la idea de pueblo están concentradas todas las “clases populares”, y el pueblo, milite o no en la organización política que más conecte con sus “demandas”, tiene que ser oganizado como poder político, en sentido ascendente, en relación directa con un poder político populista o como “contrapoder” contra un poder político antipopulista) que convierte a Podemos en la expresión más fidedigna de la izquierda populista latinoamericana, y, por tanto, en la nueva izquierda definida políticamente hablando respecto al Estado (disuelto en “el pueblo”: http://nodulo.org/ec/2006/n053p02.htm), todo ello insertado en una particular tradición política española de “izquierdas” que bebe más de Krause que de Hegel (http://www.filosofia.org/rev/bas/bas21010.htm), hacen que Podemos sea, casi inevitablemente, una apuesta de éxito.
No obstante los problemas para Podemos empiezan desde ya:

  1. Tienen feudos claros: Madrid, Asturias, Sevilla, Zaragoza. Pero también sitios donde es muy difícil su pregnancia, como son Cataluña y el País Vasco y Navarra. Allí los grandes victoriosos son Bildu (también en Navarra, superando al PSOE) y ERC en Cataluña, donde Ciudadanos ha sido más votada que Podemos. Si Podemos, que es partidaria de la secesión votada solo por españoles censados en municipios catalanes y vascos excluyendo al resto de españoles censados en otros municipios del resto del Estado de su derecho a ejercer su soberanía nacional, acercándose así al planteamiento de muchos votantes del PSOE o de IU, no puede disputar electorado a estas formaciones e incluso al PSOE barrido allí, entonces quedará en nada en esas regiones. Y se verá además perjudicado por una Ley D’Hondt que daría más escaños a ERC que a Podemos aún teniendo más votos a nivel numérico general, porque un voto en Madrid vale menos que uno en Lérida. Ahí Podemos verá sus limitaciones electorales de manera clara, y ello a pesar de que en algunos libros Iglesias y Monedero afirman que esa ley electoral perjudica a fuerzas políticas que, ahora, son inevitable competencia suya en País Vasco y Cataluña (Pablo Iglesias Turrión & Juan Carlos Monedero, ¡Que no nos representan! El debate sobre el sistema electoral español, Editorial Popular, Madrid).
  2. El programa político de Podemos es como el humo. Tiene una gran capacidad expansiva, pero no tiene la misma sustancia teórica que, por ejemplo y para ver un análogo cercano, el Partido Comunista de España (integrado en Izquierda Unida) con una tradición política, institucional y de prestigio de mucho mayor recorrido, experiencia y solidez intelectual. Podemos sigue siendo un partido claramente europeísta, quizás del lado “euroescéptico” pero que apuesta por “otra Europa posible”, sin preguntarse ni siquiera si la situación de servidumbre de España en la UE es estructural por ella o debido a siglos de la que la UE es heredera. Hablando claro, y sabiendo que hay gente en las bases y círculos de Podemos que se lo preguntan: ¿Es la Unión Europea el lugar geoeconómico y geopolítico adecuado para España? ¿No habría que mirar a otras latitudes como Iberoamérica?
  3.  La gente votará a quien “no le defraude”. Veremos a dónde va la ilusión generada por Podemos, porque hoy día, en pleno siglo XXI, la volatilidad del voto es muchísimo mayor que antes, y podría pasarle a Pablo Iglesias lo mismo que a Beppe Grillo en Italia, que se ha quedado en nada.
  4. España sigue siendo una rara avis en Europa. Vamos a nuestra bola, mientras en el resto de Europa crece el euroescepticismo populista anti-inmigración, anticomunista y partidario de romper con la hegemonía anglogermánica y la cercanía a una telurocracia liderada por Rusia. Otra prueba de fuego para Podemos, pues en lo que vote en Bruselas se verá también su orientación política futura.
¿Qué podría hacer el PCE-IU al respecto, cuestión a tener en cuenta? Cambiar el chip en todos los aspectos:

a) Aprovechar su tradición y fuerza histórica para adoptar una estrategia de comunicación política igual o superior a Podemos que incluya su fagocitación, división o recomposición, pues sigue teniendo más votos todavía. Tener una nueva estrategia de comunicación política sabiendo ahora que se van a cerrar las puertas a experimentos parecidos al realizado por Iglesias. Es decir, Iglesias va a ver cómo con él se vuelve a cumplir la “ley de hierro de la oligarquía” de Robert Michels (http://es.scribd.com/doc/223248171/La-Ley-de-Hierro-de-Las-Oligarquias-Dalmacio-Negro).

b) Replantearse muy mucho el papel de las redes sociales en la comunicación política, sobre todo en lo que afecta a la movilización de trabajadores y estudiantes jóvenes.

c) Tener un discurso de victoria, de pasión e ilusión junto con una base teórica que sigue siendo superior a la de Podemos, pero no necesaria ni suficiente para tomar el poder.

d) Replantearse un cambio de imagen y estético. El PCE tiene el mismo logo desde los años 1970. Algunas webs de agrupaciones del PCE tienen un diseño infame (como la Agrupación de Profesionales del PCM a la que pertenezco), deslabazado e incoherente (cada agrupación tiene un diseño distinto) y poco dinámico.

e) Replantearse el mensaje incidiendo más en propuestas de revolución política (o de reforma radical) de cara al presente y del futuro, y dejar las menciones al pasado en un plano secundario sin renunciar a ellas.

f) Replantearse la forma y el fondo de decir las cosas. Machacar incansablemente cinco ideas básicas que conecten con el tiempo presente, “acariciar al pueblo” al tiempo que se le levanta en “armas” (votos) incidiendo en, a mi juicio, dos aspectos básicos ahora que ni siquiera Podemos (su dirección) se plantea: antieuropeísmo y unidad con Iberoamérica.
Renovarse o morir. Porque si no, la tostada de la “izquierda” se la comerá Podemos, y también, un renovado PSOE.

1 comentario:

  1. El bipartidismo mediático también se ha acabado. Los medios impresos—donde se sostiene que la gente va a reflexionar sobre las propuestas de los políticos— han perdido más del 50% de sus ventas en los últimos años, tanto los llamados progresistas como los conservadores.
    Las nuevas cabeceras digitales y las redes sociales con las que interactúan con sus lectores están abriendo una brecha en el panorama mediático similar a la que han abierto los nuevos partidos políticos que han sido apoyados por los votantes.
    Muchos tertulianos no son creíbles y no aportan nada al debate ciudadano. La opinión se ha de basar en lo tangible y real y la información debe dejar de practicar el "seguidismo" del poder.
    Que no se engañen las empresas mediáticas del establishment: al final les resulta más perjudicial enviar a los periodistas a las ruedas de prensa sin preguntas que a aquellos medios de comunicación que no comparecen ante los políticos que no quieren responder.
    En cuanto al PP y a Rajoy si no han hecho pedagogía con los ciudadanos será por otros motivos que en esta columna no vienen ahora a cuento. Ellos sabrán, ¿o no?

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