miércoles, 19 de marzo de 2014

El presidente del Banco de España dice que hay que "ajustar" todavía más la reforma laboral y las pensiones

Linde y De Guindos, pensando en como seguir parasitando a la clase obrera














Como sabemos, hay muchas formas de violencia, y dependiendo de los sistemas, unas son legales y otras ilegales. En este caso, el sistema capitalista no considera violencia dejar sin trabajo a los ciudadanos, o condenarlos, tras una vida de trabajo, a una vejez miserable.
Después de que hace poco el ministro Luis De Guindos dijera que había que seguir bajando los salarios de los trabajadores (no dijo nada de limitar los crecientes beneficios de los que de ellos viven), su colega,  el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha afirmado estos días que “habrá que hacer ciertos retoques” tanto a la reforma laboral como al sistema de pensiones, al tiempo que ha apostado por la creación de un sistema de pensiones privado que sea complementario al actual.

Linde ha realizado las anteriores declaraciones jaleando a la violencia contra los españoles de a pié, dando a entender que Mariano Rajoy obedecerá las órdenes del Fondo Monetario Internacional, tal y  como ha venido haciendo hasta ahora, y que abaratará aún más el despido de los trabajadores (quizás con la misma excusa de que esto sirve para crear empleo, aunque hasta ahora solo haya servido para seguir llenando el bolsillo de los grandes delincuentes de nuestro país).


Por otro lado,  Linde también ha declarado que se espera que el Ejecutivo español recorte las pensiones e inicie un plan privatizador de estas, como han recomendado (eufemismo que emplean generalmente toda esta calaña de mercenarios parásitos para referirse al verbo ordenar) tanto el FMI como la U.E.


El gobernador del Banco de España ha resumido estas drásticas medidas contra la clase trabajadora con un “nada es perfecto en esta vida”, que podría haber sustituido, si hubiera sido más sincero y no tuviera tanta experiencia en aparentar humanidad, con un "que se jodan" (es decir, lo que piensan todos los criminales de la clase dominante sobre aquellos de cuyo trabajo y esfuerzo viven).

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